Por Juan C Lobo
Durante los últimos 10 años he tenido oportunidad de interactuar con varios tipos de empresas: grandes, medianas, pequeñas, regionales, nacionales y multinacionales. La gran mayoría de ellas han iniciado como empresas familiares, sin embargo, algunas han crecido, madurado y en general evolucionado más que otras, ¿por qué?
Son muchos los factores que pueden llevar a una empresa a crecer, mantenerse o desaparecer, sin embargo, he llegado a la conclusión que un elemento común en las empresas que han evolucionado y trascendido en el tiempo, ha sido el contar con una buena estrategia de sucesión. Cuando digo estrategia de sucesión, no me refiero precisamente a que el sucesor haya sido el hijo varón o el mayor, independientemente de su capacidad e interés; me refiero a que esos empresarios han entendido que la sucesión es un hecho natural y que hay que reconocer que no se debe evitar ese proceso.
Es en la sucesión donde se concreta y trasciende el sueño del gestor de una empresa o se hunde en el recuerdo. Por ello, es imprescindible:
- Que la primera generación instaure un consejo de administración profesional. El éxito de este consejo es no invitar al amigo administrador o al contador de la empresa, sino a gente completamente externa, que tenga amplia experiencia y que genere confianza.
- Considerar dos o tres posibles sucesores, no improvisar, anticiparse para garantizar el éxito del proceso y ajustar la sucesión a la realidad de la empresa.
- Poner las cosas en orden, tanto en el protocolo como en los estatutos. Considere temas de divorcios, matrimonios y separaciones.
- Establecer el plan de sucesión por escrito. El objetivo es garantizar el sentido de la sucesión y que éste pueda seguirse al pie de la letra. Es clave responder a preguntas como: ¿por qué se hace?, ¿cuándo se hará?, ¿quién lo hará?, ¿quién será el próximo director?, ¿qué requisitos debe cumplir?, ¿quién cumple con el perfil, sea o no de la familia o de la empresa? y ¿qué rol tendrá el fundador en el futuro de la empresa?
- Decidir la sucesión con la cabeza, no con el corazón. En este proceso se involucran tanto los sentimientos (padre/madre) como la razón (empresario), pero la segunda debe predominar. Acuda a consultores externos para que la decisión sea objetiva. Elija al más capaz y, sobre todo, procure salvaguardar los intereses de la empresa y la unidad familiar.
- Evaluar otras opciones. ¿Qué pasaría si ninguno de sus hijos quiere dirigir la empresa o si no consigue una persona externa que quiera el puesto? Sencillo: su compañía cerraría. Por ello, cuando planifique, considere una estrategia alternativa. Incluso una fusión o la venta del negocio o de sus acciones.
El sueño de los fundadores es que su empresa permanezca, como orgullo y sustento familiar, para ello es necesario prepararse con anticipación, y tener suficiente conciencia y sabiduría para resolver bien, al mismo tiempo, la continuidad de la empresa y mantener la armonía familiar.